Este viernes, el presidente Sebastián Piñera finalmente promulgó la reforma constitucional que limita la reelección de autoridades políticas, entre ellas parlamentarios, alcaldes y concejales, estos últimos sujetos a ejercer un máximo de tres períodos consecutivos.
De esta forma, el mandatario dilucidó la nebulosa que se instaló hace un mes cuando la Cámara de Diputados aprobó con una amplia mayoría la nueva normativa, que en el caso de nuestra zona pondrá término al ejercicio de autoridades que, en algunos casos, llevan más de veinte años en sus cargos.
Se trata de una medida en extremo necesaria, por cuanto nuestro país vive tiempos de cambios en que es fundamental el surgimiento de nuevos liderazgos que sean capaces de crear programas nuevos, modernos y factibles. Por cierto que se debe tratar de personas de calidad moral y valórica.
Naturalmente, los menos contentos son las autoridades afectadas y, con ellas, las numerosas personas que han acaparado los cargos públicos a costa del beneplácito popular que, en muchas ocasiones, simplemente se decanta por el mal menor que por un dirigente progresista y entusiasta.
¿Será el fin de esa idea que los municipios son cajas pagadoras de favores políticos? ¿Se acabará el matonaje al que nos tenían acostumbrados algunos malos gobernantes locales? ¿Se acabará la corruptela escondida que muchos concejales callan? Esperemos que así sea, por el bien de nuestras comunas, y por el bienestar de nuestros vecinos.
En 2021 se terminan varios mandatos alcaldicios y algunos edilicios. Los municipios de Pichilemu, Litueche, Lolol, La Estrella, Paredones y Marchigüe, por nombrar algunos, tendrán nuevo mandamás. ¿Quién? El pueblo tendrá la palabra en abril próximo. Es hora de que ganen las ideas y no el compadrazgo que nos ha mantenido estancados durante décadas. De nosotros depende el cambio.