El diario El Tipógrafo de Rancagua publica hoy un artículo que habla de una «estrategia» de organizaciones de la provincia Cardenal Caro para posicionar a dicha división territorial de manera que sea factible la instalación de un centro de formación técnica en ella.
El citado periódico alude a un «gran revuelo» debido a la sugerencia hecha por la Universidad de Rancagua —… o Universidad de O’Higgins, como sea— en el sentido que el CFT se instale en la comuna de San Vicente de Tagua Tagua, perteneciente a la provincia de Cachapoal.
Dejando de lado el tono caricaturesco en el que se presenta la posición de estas organizaciones, con un propósito muy justo, el trato que se les da no es más que una nueva muestra de Rancagua y los rancagüinos de, como se dice coloquialmente, «mirar en menos» al resto de la región. Recordemos, por ejemplo, que el comité ejecutivo por la Universidad Regional sólo incluyó tres representantes de Colchagua y ninguno de Cardenal Caro, el resto eran todos de Rancagua. El Consejo Regional es integrado por dos consejeros de Cardenal Caro, cuatro de Colchagua, y el resto todos de Rancagua y comunas vecinas. Parece chiste pero no lo es.
Se trata de una actitud histórica hacia toda la zona de las actuales provincias de Colchagua y Cardenal Caro, que durante más de 150 años conformaron por sí solas una región propia, la región de Colchagua. Cuando los militares tomaron el poder por la fuerza en 1973, con supuestos objetivos de mantener la «seguridad nacional», las antiguas provincias de O’Higgins y Colchagua fueron fusionadas para conformar la actual Región de O’Higgins, sin considerar que ambas provincias, si bien geográficamente unidas, mantienen una identidad propia, más no comparten las mismas prioridades: O’Higgins con espíritu minero; Colchagua agrícola, rural.
¿A qué va esta reflexión histórica? Los problemas y falta de progreso desde San Fernando a la costa se deben únicamente a que la capital regional «chupa» todos los recursos. Curioso fue, hace un tiempo, escuchar al diputado Issa Kort —oriundo de San Fernando— decir que las comunas de Cachapoal representan prácticamente todo el producto interno bruto de la región, lo que no sólo justifica el mayor gasto público en Rancagua y comunas vecinas.
¿Por qué no pensar en una nueva Región de Colchagua? Tal vez así podamos decidir mejor sobre lo que nos conviene y dejamos de estar atados de manos ante la superioridad centralista de Rancagua. Sigamos el ejemplo de Ñuble y Aconcagua. Les dejamos la inquietud.