Columna de Diego Grez Cañete, Colegio Preciosa Sangre, para el concurso Sé Reportero. Durante los últimos meses, la siguiente pregunta ha generado discusión en boca de todos: ¿puede la educación gratuita en Chile ser una realidad?
Esta interrogante ha sido uno de los principales reclamos hechos por los estudiantes durante las distintas movilizaciones que se han llevado a cabo en nuestro país en el último tiempo. Incluso se llevó a cabo un plebiscito con el objetivo de saber la opinión ciudadana sobre el tema.
La educación gratuita en Chile, de hecho, fué gratuita por mucho tiempo. El estado subsidió a todas las universidades públicas e incluso privadas, todas estas creadas por ley. Promulgada la constitución de 1980 durante el régimen militar, este proceso de creación de universidades se simplificó y el subsidio se vió disminuído de una forma extremadamente drástica, resultando en la creación de elevados aranceles.
Sin embargo, de igual manera ha sido posible para la gente ingresar a las universidades: existen más de un millón y medio de universitarios en la actualidad; no obstante, el pago de los aranceles ha sido un gran problema especialmente para los estudiantes de sectores de menores ingresos, viéndose en la necesidad de usar créditos que los endeudan por varios años después de terminadas sus carreras. Consideremos además que la educación en Chile es una de las más caras del mundo, sólo superada por la de Estados Unidos, lo cual es preocupante.
Según mi opinión, si la educación en nuestro país fué gratuita en algún momento, ¿por qué razón no podría serlo ahora? Chile es un país con muchísimos recursos. Incluso sólo tomando un pequeño porcentaje de las multimillonarias ganancias obtenidas por Codelco anualmente, o realizando una reforma tributaria a las más grandes empresas nacionales, podría costear la carrera de cientos de miles de estudiantes chilenos. Por lo tanto, el motivo de que “no existen los recursos” es completamente falso.
El presidente Sebastián Piñera dijo en una oportunidad que “nada es gratis en la vida”. En mi opinión, la educación no debiera tratarse como un bien de consumo. La educación es cultura. Una educación de calidad y gratuita para todos es lo que Chile necesita para volverse un país desarrollado, con personas capaces de sacarlo adelante. Después de todo, la educación debiera ser un derecho, y no un privilegio. El que existan políticos que promuevan que el país permanezca en la ignorancia es increíble. No todos tienen las mismas oportunidas o facilidades, el gobierno debiera encargarse de otorgarlas, ese es su norte.