Es por todos sabido el poder que tienen los medios de comunicación para la toma de acciones y la influencia en la vida de las personas. Estos tienen el deber de velar por el bien de la comunidad, proponiendo y no destruyendo, aportar a la discusión de temas de interés, y ser insistentes vigilantes de los hechos que suceden alrededor nuestro.
Hay ciertas cosas que nuestro medio ha informado —e informaciones que están por venir—, que no han caído bien en ciertas mafias, que buscan a toda costa volver al poder, pretendiendo incluso eliminar a quienes son contrarios a ellos. Esas mafias están contaminando el pueblo de Pichilemu.
La lucha no es fácil. Los líderes de esas mafias se instalan en los hogares de nuestra gente de manera muy efectiva, por medios que son conocidos por todos. Hay personas e instituciones que, debiendo apoyar nuestra labor —no por obligación, sino que por moralidad—, no lo hacen. Es por esto que existe un real peligro de que esas mafias logren consolidar su poder en un futuro próximo.
Nosotros, a pesar de las agresiones tanto físicas, como verbales y morales, seguiremos adelante en nuestra lucha contra la corrupción, la maldad y el terror. \»El Marino\» no morirá, ni con amenazas, ni con la violencia con que nos han atacado. \»El Marino\» seguirá adelante hasta el final. Sépanlo.